Excerpta de la rueda informativa ofrecida por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, Moscú, 26 de diciembre de 2018

By 11 enero, 2019junio 8th, 2020Noticias
 
 
Situación en Siria
 
 
Durante el período pasado, la situación en Siria no ha experimentado cambios importantes.
 
Continúa el cumplimiento de lo estipulado en el Memorándum ruso-turco del pasado 17 de septiembre dirigido a acabar con la presencia terrorista en la zona de distensión de Idlib. Una atención especial se presta a la tarea de minimizar el daño causado a la población civil.
 
En las áreas ya liberadas de los grupos terroristas el Gobierno sirio organiza el restablecimiento de la economía destruida. Los habitantes de estas zonas empiezan paulatinamente a vivir la vida pacífica sin esperar ofensivas y ataques de artillería realizados por los terroristas.
 
Continúa el cumplimiento de la iniciativa rusa para contribuir a la repatriación de los refugiados sirios. Más de 70.000 personas regresaron a Siria del Líbano y Jordania desde el julio pasado hasta hoy.
 
Las autoridades sirias crean las condiciones para un regreso seguro, voluntario y sin discriminación de los refugiados y desplazados internos. En particular, se cumple el Decreto del Presidente sirio, Bashar Asad, del 9 de noviembre de 2018 sobre la amnistía para los que huyeron del servicio militar. Esta categoría de ciudadanos incluye a los refugiados y antiguos miembros de los grupos terroristas, entre otros. Hacia el pasado 23 de diciembre, más de 20.000 personas pasaron este procedimiento.
 
Seguimos con atención el cumplimiento de la decisión anunciada el pasado 19 de diciembre por el Presidente de EEUU, Donald Trump, sobre la retirada de las tropas estadounidenses de Siria. Según nuestra opinión, la importancia de esta decisión consiste naturalmente en contribuir al arreglo general de la situación. Hemos señalado en reiteradas ocasiones que la ocupación real de una gran parte de Siria lo obstaculiza seriamente.
 
Además, no hemos entendido bien todas las causas y motivos de este paso. No hay claridad tampoco en relación con los plazos fijados para la retirada de los militares estadounidenses. Nos orientamos a las noticias de los medios de comunicación que informan que la retirada completa de las tropas terrestres de EEUU del noreste de Siria y del área de Al Tanf en el sur del país podría finalizarse dentro de dos o tres meses.
 
Los representantes oficiales de EEUU dan a entender que la retirada de las tropas del territorio sirio no prevé que la coalición internacional para la lucha contra el Estado Islámico encabezada por EEUU finalice su actividad. Los cargos oficiales de EEUU no hacen declaraciones claras al respecto de su estrategia, sino tan sólo hacen alusiones y ofrecen fórmulas veladas. Se puede sacar la conclusión de que se trata presuntamente de una nueva etapa de la campaña antiterrorista. ¿Se puede suponer que los estadounidenses continuarán asestando golpes aéreos y realizando un número limitado de operaciones terrestres en Siria desde las bases militares desplegadas fuera de Siria? Es sorprendente que se trate de un Estado que considera como lo fundamental la libertad de expresión y el respeto hacia la opinión pública y los periodistas. Se declara que la información se  difunde sin obstáculos, mientras, no hay  claridad en relación con el asunto más acuciante de la agenda internacional – la situación en Siria ni se observa alguna precisión en la postura, valoraciones y la estrategia. Y no se trata del territorio de EEUU sino del territorio de un Estado soberano. En vista de que las acciones declaradas cambian la estrategia de EEUU, quisiéramos entender de qué se trata.    
 
Surge una pregunta importante: ¿a quién se pasará el control sobre las áreas abandonadas por EEUU? Es evidente que debería ser el Gobierno sirio, pero no disponemos de la información todavía sobre algunos contactos entre Washington y Damasco sobre el tema.
 
Partimos de que cualesquiera cambios en Siria podrían tener un efecto positivo a largo plazo sólo en caso de que se acompañasen con avances importantes en el ámbito de arreglo político basado en el respeto hacia la unidad, la integridad territorial y la soberanía de Siria.
 
 
Situación en el campamento de desplazados en Rukbán (Siria)
 
 
En el campamento para las personas desplazadas de Rukbán en Siria, situado en la zona de Al-Tanf ocupada por EEUU, en el punto de intersección de las fronteras siria, iraquí y jordana, se conserva una situación catastrófica.
 
Los activistas de derechos humanos continúan exhortando un urgente suministro de ayuda humanitaria al lugar. Al mismo tiempo, los opositores de las legítimas autoridades sirias presentan el asunto como si fuera la negativa de Damasco el único obstáculo para enviar un convoy de la ONU con carga humanitaria.
 
Al mismo tiempo, queda ignorado el hecho evidente de que la principal responsabilidad por la situación humanitaria en Rukbán, la lleven los estadounidenses. Y son ellos que continúan exigiendo, a su vez, que la seguridad de paso del convoy en la zona de Al-Tanf, la garanticen los grupos armados ilegales localizados allí. Esto significa que los terroristas obtengan una fantástica oportunidad de quedarse con parte de las cargas humanitarias. Por cierto, fue justo lo que hicieron durante el paso del primer convoy a Rukbán en noviembre del corriente. Y eso que EEUU entran en la zona toneladas de cargas para sus efectivos en Al-Tanf sin preocuparse por acordarlo con quien fuera.
 
Comprendemos la postura de Damasco que se opone a que la comunidad internacional, representada por la ONU, apoye a los terroristas y, de hecho, legitime la ocupación estadounidense. Es inadmisible alimentar y suministrar medicamentos a los terroristas a costa de que los civiles estén desangrando. La postura de EEUU, cuyos rehenes son los que se encuentran en el campamento de Rubkán, resulta absolutamente cínica y inescrupulosa.
 
 
La supuesta intervención rusa en los asuntos de Estados extranjeros
 
 
Este año ha transcurrido bajo el signo de una infinita avalancha de acusaciones contra Rusia de intervenir en los asuntos de otros Estados. El principal objetivo de las mismas es consolidar un estereotipo estable de que Rusia es responsable por todos los males del mundo, sea el aumento de tensiones sociales o de tendencias integracionistas, el resultado de elecciones o referéndums.
 
La geografía de nuestra supuesta intervención es muy amplia: la «pista» rusa se ha detectado en Europa, Asia, América del Norte y del Sur, África. Se insinúa que intervenimos en las elecciones sudafricanas e intentamos llevar a cabo un golpe de Estado en Montenegro, influimos en el plebiscito de Cataluña, avivamos las protestas de los «chalecos amarillos» en Francia, apoyamos los movimientos antiinmigrantes en Alemania. Se especula que Rusia «operó» de una u otra forma en la India, Brasil, México, Colombia, Argentina, El Perú, en Oriente Próximo y en el espacio postsoviético.
 
Lo más reciente: el primer subsecretario de Estado de EEUU, John Sullivan, durante su visita a Skopie el pasado 18 de diciembre declaró que Rusia impedía el ingreso de Macedonia al OTAN intentando frustrar la realización del Acuerdo de Prespa «en contra de la clara voluntad de los ciudadanos macedonios». No despierta más que repugnancia el cinismo de esta declaración dadas ciertas circunstancias, como, por ejemplo, la presencia y participación del embajador estadounidense en Skopie en la vergonzosa votación en el parlamento macedonio.
 
De hecho, las acusaciones infundadas desde Washington y Londres de intervenir en los procesos electorales hace mucho que se ha convertido en una permanente voz superpuesta. Huelga decir que nunca se han presentado pruebas ni argumentos en respaldo a estas acusaciones. La fórmula de «highly likely» es un nuevo fundamento del Derecho Internacional, al menos esto es lo que nos quieren hacer creer. Entretanto, esto tiene su lógica: el interminable «highly likely» que acompaña cualquier absurdo sirve para convertir en zombis la sociedad occidental.
 
Da la sensación que ningún evento importante en EEUU pueda celebrarse sin nuestra participación. Recientemente la inteligencia de EEUU divulgó que había detectado la intervención de Rusia, China e Irán en las elecciones estadounidenses de 2018. Si lo confirma el fiscal general de EEUU, se impondrán nuevas sanciones. La noticia se hizo pública en un «momento oportuno» ya que en Washington sigue el escándalo provocado por un informe presentado al Senado por un grupo de expertos independientes sobre «la escala de la operación de influencia» del Kremlin en el proceso electoral en EEUU.
 
Mientras los congresistas, los analistas y los periodistas estadounidenses  «saboreaban» entusiasmados los detalles y las conclusiones del informe, se supo que uno de sus autores, Jonathan Morgan del grupo de investigaciones «New Knowledge», fue denunciado por intentar influir en el resultado electoral. Según los datos de acceso público, durante las elecciones extraordinarias al Senado del año pasado en el Estado de Alabama, fue él quien estaba detrás de las cuentas falsas de los «trolls rusos». Morgan pretendía ayudar al candidato demócrata a movilizar al electorado divulgando los rumores sobre el supuesto respaldo de su rival republicano por parte del Kremlin. El esquema elaborado fue financiado por el partidario de los demócratas, multimillonario Reid Hoffman a través de la empresa American Engagement Technologies dirigida por el ex asesor del gobierno de Barack Obama de tecnologías digitales. Tras el destape en Alabama, los republicanos exigieron incluso una investigación penal.
 
Aunque esta información difícilmente se vea publicada ampliamente por los medios de EEUU y otros países occidentales. Tampoco oiremos denuncias y exigencias de una investigación global en el país. Es otra historia.

 
 
Situación en Siria
 
 
Durante el período pasado, la situación en Siria no ha experimentado cambios importantes.
 
Continúa el cumplimiento de lo estipulado en el Memorándum ruso-turco del pasado 17 de septiembre dirigido a acabar con la presencia terrorista en la zona de distensión de Idlib. Una atención especial se presta a la tarea de minimizar el daño causado a la población civil.
 
En las áreas ya liberadas de los grupos terroristas el Gobierno sirio organiza el restablecimiento de la economía destruida. Los habitantes de estas zonas empiezan paulatinamente a vivir la vida pacífica sin esperar ofensivas y ataques de artillería realizados por los terroristas.
 
Continúa el cumplimiento de la iniciativa rusa para contribuir a la repatriación de los refugiados sirios. Más de 70.000 personas regresaron a Siria del Líbano y Jordania desde el julio pasado hasta hoy.
 
Las autoridades sirias crean las condiciones para un regreso seguro, voluntario y sin discriminación de los refugiados y desplazados internos. En particular, se cumple el Decreto del Presidente sirio, Bashar Asad, del 9 de noviembre de 2018 sobre la amnistía para los que huyeron del servicio militar. Esta categoría de ciudadanos incluye a los refugiados y antiguos miembros de los grupos terroristas, entre otros. Hacia el pasado 23 de diciembre, más de 20.000 personas pasaron este procedimiento.
 
Seguimos con atención el cumplimiento de la decisión anunciada el pasado 19 de diciembre por el Presidente de EEUU, Donald Trump, sobre la retirada de las tropas estadounidenses de Siria. Según nuestra opinión, la importancia de esta decisión consiste naturalmente en contribuir al arreglo general de la situación. Hemos señalado en reiteradas ocasiones que la ocupación real de una gran parte de Siria lo obstaculiza seriamente.
 
Además, no hemos entendido bien todas las causas y motivos de este paso. No hay claridad tampoco en relación con los plazos fijados para la retirada de los militares estadounidenses. Nos orientamos a las noticias de los medios de comunicación que informan que la retirada completa de las tropas terrestres de EEUU del noreste de Siria y del área de Al Tanf en el sur del país podría finalizarse dentro de dos o tres meses.
 
Los representantes oficiales de EEUU dan a entender que la retirada de las tropas del territorio sirio no prevé que la coalición internacional para la lucha contra el Estado Islámico encabezada por EEUU finalice su actividad. Los cargos oficiales de EEUU no hacen declaraciones claras al respecto de su estrategia, sino tan sólo hacen alusiones y ofrecen fórmulas veladas. Se puede sacar la conclusión de que se trata presuntamente de una nueva etapa de la campaña antiterrorista. ¿Se puede suponer que los estadounidenses continuarán asestando golpes aéreos y realizando un número limitado de operaciones terrestres en Siria desde las bases militares desplegadas fuera de Siria? Es sorprendente que se trate de un Estado que considera como lo fundamental la libertad de expresión y el respeto hacia la opinión pública y los periodistas. Se declara que la información se  difunde sin obstáculos, mientras, no hay  claridad en relación con el asunto más acuciante de la agenda internacional – la situación en Siria ni se observa alguna precisión en la postura, valoraciones y la estrategia. Y no se trata del territorio de EEUU sino del territorio de un Estado soberano. En vista de que las acciones declaradas cambian la estrategia de EEUU, quisiéramos entender de qué se trata.    
 
Surge una pregunta importante: ¿a quién se pasará el control sobre las áreas abandonadas por EEUU? Es evidente que debería ser el Gobierno sirio, pero no disponemos de la información todavía sobre algunos contactos entre Washington y Damasco sobre el tema.
 
Partimos de que cualesquiera cambios en Siria podrían tener un efecto positivo a largo plazo sólo en caso de que se acompañasen con avances importantes en el ámbito de arreglo político basado en el respeto hacia la unidad, la integridad territorial y la soberanía de Siria.
 
 
Situación en el campamento de desplazados en Rukbán (Siria)
 
 
En el campamento para las personas desplazadas de Rukbán en Siria, situado en la zona de Al-Tanf ocupada por EEUU, en el punto de intersección de las fronteras siria, iraquí y jordana, se conserva una situación catastrófica.
 
Los activistas de derechos humanos continúan exhortando un urgente suministro de ayuda humanitaria al lugar. Al mismo tiempo, los opositores de las legítimas autoridades sirias presentan el asunto como si fuera la negativa de Damasco el único obstáculo para enviar un convoy de la ONU con carga humanitaria.
 
Al mismo tiempo, queda ignorado el hecho evidente de que la principal responsabilidad por la situación humanitaria en Rukbán, la lleven los estadounidenses. Y son ellos que continúan exigiendo, a su vez, que la seguridad de paso del convoy en la zona de Al-Tanf, la garanticen los grupos armados ilegales localizados allí. Esto significa que los terroristas obtengan una fantástica oportunidad de quedarse con parte de las cargas humanitarias. Por cierto, fue justo lo que hicieron durante el paso del primer convoy a Rukbán en noviembre del corriente. Y eso que EEUU entran en la zona toneladas de cargas para sus efectivos en Al-Tanf sin preocuparse por acordarlo con quien fuera.
 
Comprendemos la postura de Damasco que se opone a que la comunidad internacional, representada por la ONU, apoye a los terroristas y, de hecho, legitime la ocupación estadounidense. Es inadmisible alimentar y suministrar medicamentos a los terroristas a costa de que los civiles estén desangrando. La postura de EEUU, cuyos rehenes son los que se encuentran en el campamento de Rubkán, resulta absolutamente cínica y inescrupulosa.
 
 
La supuesta intervención rusa en los asuntos de Estados extranjeros
 
 
Este año ha transcurrido bajo el signo de una infinita avalancha de acusaciones contra Rusia de intervenir en los asuntos de otros Estados. El principal objetivo de las mismas es consolidar un estereotipo estable de que Rusia es responsable por todos los males del mundo, sea el aumento de tensiones sociales o de tendencias integracionistas, el resultado de elecciones o referéndums.
 
La geografía de nuestra supuesta intervención es muy amplia: la «pista» rusa se ha detectado en Europa, Asia, América del Norte y del Sur, África. Se insinúa que intervenimos en las elecciones sudafricanas e intentamos llevar a cabo un golpe de Estado en Montenegro, influimos en el plebiscito de Cataluña, avivamos las protestas de los «chalecos amarillos» en Francia, apoyamos los movimientos antiinmigrantes en Alemania. Se especula que Rusia «operó» de una u otra forma en la India, Brasil, México, Colombia, Argentina, El Perú, en Oriente Próximo y en el espacio postsoviético.
 
Lo más reciente: el primer subsecretario de Estado de EEUU, John Sullivan, durante su visita a Skopie el pasado 18 de diciembre declaró que Rusia impedía el ingreso de Macedonia al OTAN intentando frustrar la realización del Acuerdo de Prespa «en contra de la clara voluntad de los ciudadanos macedonios». No despierta más que repugnancia el cinismo de esta declaración dadas ciertas circunstancias, como, por ejemplo, la presencia y participación del embajador estadounidense en Skopie en la vergonzosa votación en el parlamento macedonio.
 
De hecho, las acusaciones infundadas desde Washington y Londres de intervenir en los procesos electorales hace mucho que se ha convertido en una permanente voz superpuesta. Huelga decir que nunca se han presentado pruebas ni argumentos en respaldo a estas acusaciones. La fórmula de «highly likely» es un nuevo fundamento del Derecho Internacional, al menos esto es lo que nos quieren hacer creer. Entretanto, esto tiene su lógica: el interminable «highly likely» que acompaña cualquier absurdo sirve para convertir en zombis la sociedad occidental.
 
Da la sensación que ningún evento importante en EEUU pueda celebrarse sin nuestra participación. Recientemente la inteligencia de EEUU divulgó que había detectado la intervención de Rusia, China e Irán en las elecciones estadounidenses de 2018. Si lo confirma el fiscal general de EEUU, se impondrán nuevas sanciones. La noticia se hizo pública en un «momento oportuno» ya que en Washington sigue el escándalo provocado por un informe presentado al Senado por un grupo de expertos independientes sobre «la escala de la operación de influencia» del Kremlin en el proceso electoral en EEUU.
 
Mientras los congresistas, los analistas y los periodistas estadounidenses  «saboreaban» entusiasmados los detalles y las conclusiones del informe, se supo que uno de sus autores, Jonathan Morgan del grupo de investigaciones «New Knowledge», fue denunciado por intentar influir en el resultado electoral. Según los datos de acceso público, durante las elecciones extraordinarias al Senado del año pasado en el Estado de Alabama, fue él quien estaba detrás de las cuentas falsas de los «trolls rusos». Morgan pretendía ayudar al candidato demócrata a movilizar al electorado divulgando los rumores sobre el supuesto respaldo de su rival republicano por parte del Kremlin. El esquema elaborado fue financiado por el partidario de los demócratas, multimillonario Reid Hoffman a través de la empresa American Engagement Technologies dirigida por el ex asesor del gobierno de Barack Obama de tecnologías digitales. Tras el destape en Alabama, los republicanos exigieron incluso una investigación penal.
 
Aunque esta información difícilmente se vea publicada ampliamente por los medios de EEUU y otros países occidentales. Tampoco oiremos denuncias y exigencias de una investigación global en el país. Es otra historia.